Acepto con total sinceridad mi finitud, sin negar mis defectos. Porque aceptándolos con claridad existe la posibilidad de superarlos.
Comprendo que el miedo únicamente logra limitarme, y que el odio sólo es una consecuencia de la inseguridad provocada por éste.
Intento desechar la negatividad. Ésta no otorga más que frustración, y no permite ver claramente el ahora (el ayer no existe,el mañana tampoco).
Me aferro a mi capacidad creadora. A la posibilidad de forjar mi existencia, en un camino de superación, que no implica el egocentrismo desmedido...mucho menos el menosprecio a mi mismo.
Trato de aprender a conservar las experiencias en mi interior, tanto positivas como negativas, ya que el olvido no deja de ser otra forma de cobardía y temor.
Descarto la autodestrucción como desahogo, porque el ahora soy yo, sin ninguna división impuesta. El menosprecio a mi existencia material es un sinsentido, al igual que renegar de cualquier condición que posea sin haber elegido.
Hoy declaro la guerra a las barreras que me han impuesto desde que vine a este mundo. No voy a aceptar cada traba que he construido contra mi voluntad en mi interior. Cada obstáculo que implica no conseguir la felicidad...cuya concepción también ha sido impuesta y realmente no existe.
Por eso hoy abrazo mi naturaleza, abrazo mi capacidad contradictoria de crear y destruir, de ser feliz mientras sufro y, a la vez, de sufrir en la plena felicidad.
Voy a dejar de ver una realidad estructurada y determinada, para negar y empezar a ver con los ojos cerrados.
Quiero mi completud, mi imperfección, mi instinto y la capacidad que me quitaron. La capacidad de no negar, la posibilidad de perdurar en una sola pieza....de perdurar en mi ahora.
viernes, 5 de junio de 2009
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